Descarbonización y construcción sostenible: dos conceptos que van de la mano

Descarbonización y construcción sostenible: dos conceptos que van de la mano

La sostenibilidad es un concepto tan importante para la sociedad actual y, sobre todo, para la futura, que ya no debería quedar nadie ajeno a su significado. No obstante, el peligro de haber alcanzado unas cotas de popularidad tan altas es que el propio concepto y su finalidad se difuminen un poco por el camino.

Construccion sostenible y descarbonización

Antes de nada, es necesario un pequeño recordatorio: el concepto de «sostenible» se define como aquello «que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente» (definición explícita de la RAE) o como el desarrollo bien entendido, es decir, el que «asegura las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de futuras generaciones».

La sostenibilidad lleva, entre otras cosas, al concepto de descarbonización

El último entrecomillado pertenece a una cita de Alonso Domínguez, CEO de Everis Ingeniería. En este artículo asocia la construcción sostenible con otro término muy relacionado: la descarbonización del planeta. En pocas palabras, esto último supone eliminar el carbono de los diferentes procesos productivos (sobre todo de la producción eléctrica), apostando por energía limpias para reducir de forma drástica las emisiones de este mineral. ¿La clave de todo? Solo deberíamos de generar aquello que la propia tierra es capaz de absorber.

“Existen herramientas para poder transformar la economía mundial y que el planeta se desenganche de los combustibles fósiles», aseguró el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, en la última COP25. Una de ellas, volviendo a tema que nos ocupa en este artículo, es el modelo de construcción sostenible. Todas las veces que se mencionen estos conceptos serán pocas para lo relevante que es el asunto.

¿Por qué la construcción importa tanto?

Básicamente porque estamos hablando de un sector que, tal y como recuerda Domínguez, acapara «el 32% de la energía mundial y emite una quinta parte de las emisiones de CO2». Efectivamente, estas cifras tienen un cierto componente histórico, puesto que hace ya mucho tiempo que se dieron los primeros pasos para hacer de la construcción algo más verde. Lograr la neutralidad de carbono en Europa es un reto potente, pero no inalcanzable: solo con la rehabilitación de viviendas se calcula que podríamos ahorrar hasta un 80% de las emisiones que emiten las ya construidas. En este sentido, resulta capital aplicar criterios sostenibles a todas las fases de un proyecto.

A pesar de los ingentes esfuerzos, la previsión es que la descarbonización del sector no sea una realidad, como mínimo, hasta 2050 (fecha que, por cierto, se podría considerar como una especie de imperativo legal). No obstante, un horizonte tan aparentemente lejano no puede provocar una disminución de la intensidad en las acciones orientadas a tal fin.

¿Qué más se puede hacer para descarbonizar el planeta?

Diferentes tribunas y expertos abogan por tomar en consideración medidas como estas:

  • Gravar vía impuestos los materiales que contengan más carbono.
  • Facilitar a las empresas «contratos de precio garantizado» para que accedan a fuentes de energía renovables.
  • Certificación de carbono para la importación que «impediría importar productos o materiales intensivos en carbono, siempre que existan alternativas descarbonizadas».

Todas ellas representan valiosas ideas que van en línea con lo que desde hace tiempo se viene trabajando desde el segmento de la construcción industrializada que, no olvidemos, supone aprovechar mucho mejor los recursos naturales, recorta los tiempos de obra (disminuyendo directamente las emisiones de efecto invernadero) y todas las etapas constructivas están claramente definidas desde la fase de proyecto, de forma que incluir la «sostenibilidad» en el proceso no resulta muy complejo.