¿Qué características debería tener una construcción circular?

¿Qué características debería tener una construcción circular?

En 2015, 195 países se comprometieron a pensar en un futuro sostenible bajo en carbono. No se trata de una simple declaración de intenciones: es una obligación. Desde ese momento, los gobiernos de diversas naciones, principales actores relacionados con este asunto, comenzaron a poner en marcha -con mayor o menor ambición- estrategias de economía circular que apuntalen este propósito. Y es que, tal y como vaticinan muchos implicados, los principios de la economía circular serán los que gobiernen «gran parte de las decisiones de técnicos y reguladores».

Los prefabricados, en la vanguardia

Viaducto Circular ConsolisEl segmento de los prefabricados de hormigón (PH) se ha tomado muy en serio esta responsabilidad, conscientes de que la construcción tiene mucho que aportar en este sentido. Y es que esta industria cumple desde el principio con la mayoría de los puntos claves que exigen esta nueva forma de entender la construcción: no hace falta recordar que los PH gozan de mayor durabilidad (50 a 100 años), su mantenimiento es menor y se pueden diseñar para que en el futuro se puedan reciclar.

Uno de los ejemplos más recientes se ha construido en Kampen, Países Bajos, de la mano de Spanbeton, una de las filiales de Consolis. Allí se ha ejecutado un innovador viaducto circular de 20 metros y 40 piezas de hormigón. El adjetivo «circular» no se refiere, ni mucho menos, a su forma. Se cataloga así porque cumple con todos los retos de este tipo de construcciones:

 

  • Es modular: si es necesario, sus piezas se pueden desmontar, trasladar y volver a construir un nuevo viaducto con ellas. Es decir, de uno ya montado puede nacer otro completamente nuevo sin la necesidad de volver a poner en marcha el proceso de fabricación. ¿Beneficio? La huella de CO2 es más baja.
  • Trazabilidad: el comportamiento del propio viaducto se mide con sensores y chips RFID que informan en todo momento de su estado. ¿Qué se consigue con ello? En el futuro se puede saber qué piezas hay ya construidas en algún punto y cuándo volverán a estar disponibles para utilizarlas.
  • Tiene en cuenta el principio de reutilización: una de las «R» más importantes de la economía circular. Ya de salida, este viaducto tendrá una vida útil de, al menos, 50 años. Pero lo mejor es que cuando termine su ‘misión’ se podrá desmontar si apenas generar residuos, y muchos de ellos se utilizarán para nuevas construcciones.

En busca de la reducción

Conviene no olvidar que, en cualquier proyecto industrializado como el ejemplo anterior, hay otra «R» protagonista desde el principio: la reducción de residuos. Ya solo desde la introducción del marcado CE en los elementos prefabricados de hormigón (año 2005), se ha conseguido reducir hasta en un 15% los residuos de fabricación, pero es en la fase de construcción donde mejor se aprecia este beneficio. La prefabricación implica gestionar un gran número de acciones en fábrica, por lo que a pie de obra se monta más que se construye. De esta forma, se limitan (o incluso se eliminan) la cantidad de residuo generado.

Y en el caso de que sea necesario generarlos durante la construcción o en una futura demolición, todo está contemplado para que el impacto sea el menor posible. El mejor ejemplo en este sentido son los Residuos de Construcción y Demolición (RCD), que tienen un papel protagonista en todas estas actuaciones. No hace falta viajar hasta Kampen para encontrar ejemplos en los que se aplican los principios básicos de la economía circular. La Diputación de Cáceres, por ejemplo, ha dado luz verde para construir (de forma experimental) un tramo de carretera con RCD, proyecto que ha sido dotado con 160.000 euros, de los cuales 120.000 provienen de fondos europeos.

*Fotografía©: Consolis