Un estudio corrobora la inercia térmica del hormigón
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La inercia térmica del hormigón, corroborada en otro estudio

La inercia térmica del hormigón, corroborada en otro estudio

Un nuevo estudio confirma las bondades energéticas del hormigón. Las ventajas de los prefabricados van más allá de los aspectos constructivos. 

300 € por hogar y año, una reducción de hasta un 25% de CO2 por vivienda y una reducción del 50% en la necesidad de capacidad máxima de suministro de electricidad. Son las cifras que arroja, a modo de conclusiones, un nuevo estudio que vuelve a poner de manifiesto el enorme potencial que tienen la denominada “inercia térmica” de los edificios que optan por el hormigón como material de construcción.

Como parte activa del cambio de modelo productivo que debe vivir la sociedad, la industria del prefabricado de hormigón no es ajena a los retos en materia de sostenibilidad y fomento de las energías renovables que exige el momento actual. Por ello, entidades como como “The Concrete Initiative” encargan con regularidad estudios como el señalado, que sirven para analizar estos frentes y dar a conocer a la sociedad las ventajas de construir y confiar en materiales como el hormigón.

En dicho estudio se confirma de nuevo algo que ya sabíamos, pero que cobra más importancia si cabe en el horizonte 2020: «El hormigón es un material de construcción pesado con una alta inercia térmica». Esto quiere decir que donde unos solo ven una mole construida, los ojos expertos contemplan una herramienta para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Y es que es importante señalar que “el hormigón absorbe el calor no deseado” actuando de una forma muy concreta: retarda el aumento de temperatura en cuartos interiores para que, en el momento de caída de las mismas, liberar ese poder calorífico que ha absorbido. ¿La ventaja de todo esto? Sin necesidad de grandes aparatos ni soluciones tecnológicas, el hormigón consigue algo deseado por todos: “habitaciones interiores a una temperatura cómoda”

Aplicaciones verdes del hormigón

Pero construir con prefabricados de hormigón no sirve solamente para retener o aislar el calor. Como resulta obvio, el estudio de 3E no hace referencia únicamente a datos ya conocidos. «Otro beneficio, no aprovechado hasta ahora, es utilizar la capacidad de almacenamiento térmico ofrecida por la estructura para proporcionar flexibilidad en las redes de energía y aumentar el uso de energía renovable», confirman los autores. Los denominados edificios de estructura masiva son interesantes herramientas para hacer de la demanda de energía algo más flexible y adaptado a las necesidades del consumidor.

Y es que la capacidad de almacenamiento única «puede ser aprovechada por las redes inteligentes para aumentar la cuota de energía renovable en la red». Actualmente, muchos edificios ya cuentan en sus estructuras o equipamientos con tecnología que les hace inteligentes, o les hace aproximarse a ello. Por lo tanto, unido al poder del hormigón se puede utilizar energía en momentos de poca actividad, que se almacena en el hormigón y se libera lentamente en horas posteriores.

¿Qué beneficios aporta al usuario final y a la sociedad todo esto?

  • Menos costes de inversión
  • Menor coste de operaciones para los consumidores
  • Más consumo y penetración de renovables
  • Reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera