Crece un 10% el uso de hormigón prefabricado en España

Crece un 10% el uso de hormigón prefabricado en España

2018, de nuevo, fue un buen año en términos generales para la producción de hormigón prefabricado: según las cifras que ha dado a conocer ANDECE, se fabricaron 4,6 millones de toneladas en nuestro país, lo que implica un crecimiento del 10% en comparación con los números que cerraron el 2017.

4,6 millones de toneladas que fueron a parar a la construcción de cientos de infraestructuras en España, aunque la edificación residencial y la no residencial fueron los sectores más consumidores de este producto. En el caso de la obra civil, todavía hay que lamentar una nueva contracción de esta actividad (-14%).

En lo que respecta a Aragón, sede de Consolis Tecnyconta, se ha situado como cuarta referencia a nivel nacional. Solo Valencia, Castilla La Mancha y Canarias utilizaron más soluciones de hormigón prefabricado durante el 2018. No obstante, hay más buenas noticias: desde ANDECE han apuntado a Valencia y Aragón como las dos autonomías de referencia en la utilización de modernas soluciones constructivas industrializadas.

Procesos industrializados, mayor calidad

«El uso de productos industrializados en hormigón garantiza los niveles de calidad, supone más limpieza y menores riesgos en la construcción, además de acotar económicamente plazos y presupuesto», ha destacado la directora general de Andece, Sonia Fernández. Las virtudes del hormigón prefabricado, de nuevo, vuelven a escena. En este caso, desde el sector se reclama que se le considere como una solución constructiva de primer orden para modernizar las infraestructuras que así lo requieren, evitando la descapitalización y el «envejecimiento» de las mismas.

Renovar construcciones ya hechas

En abril de 2019, un informe de la Fundación BBVA e Ivie ya puso de manifiesto la necesidad de que las infraestructuras españolas volvieran a recibir el impulso económico necesario para detener su envejecimiento. Según las conclusiones del informe, en «2016 el 24,2% de las infraestructuras públicas tenían más de 20 años de antigüedad frente al 14,2% en 2007», con infraestructuras viarias, portuarias e hidráulicas como las más afectadas por el retroceso inversor que se vivió con la crisis económica.

En caso de no recuperar el pulso, la Fundación BBVA-Ivie estima que en 2030 podríamos estar hablando de que prácticamente el 50% de las infraestructuras públicas del país tendrán más de 20 años de vida. A pesar de estos datos, el propio informe señala que la situación todavía «no es dramática». «La edad media de los activos representa porcentajes de la vida media de cada uno de ellos que aún no resultan preocupantes», concluye.

Evidentemente, recuperar el flujo inversor previo a la crisis no es sencillo, pero esto no puede ser un impedimento para recordar que «la inversión pública en infraestructuras es un servicio tan social y básico como lo puedan ser educación y sanidad”, según confirman desde ANDECE. Por ello, igual que han hecho otros sectores clave como, por ejemplo, los fabricantes de mezclas asfálticas para carreteras, la propuesta para España gira sobre una «planificación racional y ordenada» que quede al margen de la vida política del país y los cambios de gobierno.