La durabilidad del hormigón, un punto fuerte de cualquier estructura con este material

La durabilidad del hormigón, un punto fuerte de cualquier estructura con este material

Durabilidad hormigón armadoSegún el artículo 37 de la Instrucción Española de Hormigón (EHE), la durabilidad del hormigón es «su capacidad para soportar, durante la vida útil para la que ha sido proyectada, las condiciones físicas y químicas a las que está expuesta». Evidentemente, las estructuras construidas con hormigón tienen que enfrentarse (en la mayor parte de los casos) a los efectos de estar a la intemperie, de forma que no se pueden obviar las causas que pueden provocar su degradación (dejando en este caso a un lado los «efectos diferentes a las cargas y solicitaciones consideradas en el análisis estructural»).

«Una estrategia correcta para la durabilidad debe tener en cuenta que es una estructura puede haber diferentes elementos sometidos a distintos tipos de ambiente», señalan en este trabajo. Así pues, el concepto de durabilidad puede ir de los 3 a 10 años de una estructura de carácter temporal, a los 100 años de vida útil nominal que debe tener los puentes de una longitud igual o superior a 10 metros, así como construcciones civiles de alta repercusión económica.

La durabilidad de hormigón, que es una de las características más destacadas de este material de construcción, ya debe venir determinada desde la fase de proyecto. Mucho antes de que, en nuestro caso, comencemos a fabricar piezas de hormigón, ya se han estudiado los agentes agresivos ambientes a los que está sometida una estructura y el «tipo de ambiente» en el que se proyecta cada elemento. Por supuesto, se debe detallar los mecanismos de degradación del hormigón a los que se expone cada proyecto constructivo y cómo se mantendrán y sustituirán las piezas que, a buen seguro, se estropean antes que la propia estructura.

¿El material más resistente y duradero?

Que existan construcciones milenarias de hormigón todavía en pie no hace más que justificar la elección de este material como una referencia. Aunque se hable de vida útil nominal de 100 años, se estima que una estructura levantada con hormigón (o con prefabricados de hormigón, por supuesto) puede durar hasta 2.000 años sin sufrir en exceso. Pero para ello se debe afinar mucho y bien en las llamadas «consideraciones de la durabilidad» también en la fase de ejecución del proyecto. «La buena calidad de la ejecución de la obra y, especialmente, del proceso de curado, tiene una influencia decisiva para conseguir una estructura durable», asegura la norma que rige este proceso.

¿Qué incluye, como mínimo, una estrategia de durabilidad?

  • Elegir las formas estructurales correctas.
  • Seleccionar siempre un hormigón de altas prestaciones, con especial atención a la capa exterior.
  • Se debería adoptar «un espesor de recubrimiento adecuado para la protección de las
  • armaduras».
  • Optar por «protecciones superficiales» si la construcción va a estar en ambientes muy agresivos.
  • Saber cómo se van a proteger las armaduras frente a la corrosión.

El proyecto, clave

Para que una estructura de hormigón dure lo que tiene que durar, haciéndolo además en buenas condiciones, las determinaciones que se realicen en fase de proyecto y luego en la ejecución de la obra son fundamentales. La ventaja que tenemos aquellos que trabajamos con este material es que tenemos perfectamente identificados los factores que pueden jugar en contra de la durabilidad del hormigón. Además de los errores cometidos en la fase teórica y práctica, en este artículo señalan otros que no se pueden obviar:

  • Excesivas cargas dinámicas o estáticas.
  • Movimientos estructuras por mal asentamiento.
  • Exposición a agentes meteorológicos o químicos. Obras como las de este colegio son un ejemplo perfecto de que los agentes ambientales son un factor clave para el éxito de una construcción.

Heladas, sulfatos, la erosión o incluso el agua del mar son frentes que están recogidos en la base teórica sobre la construcción con hormigón para que se pueda hacer frente a ellos adoptando las medidas consideradas más oportunas en cada ocasión. No hay que olvidar que todos estos agentes actúan de «catalizador en la aparición de grietas y fisuras en el material» y que, una vez ocurran, solo «detectarlas a tiempo y ejecutar un tratamiento adecuado» puede salvar la estructura para poder seguir presumiendo de durabilidad.